Cuando los regamos en exceso absorben sin límites, hasta más no poder, por lo que se hinchan y se produce
en el tallo principal grietas y lastimaduras. Como ya no se encuentran en su hábitat natural, es nuestra responsabilidad regarlos como corresponde, porque ellos no saben cuando parar.
A demás de la hinchazón y las grietas, es muy probable la pudrición de las raíces y la aparición de hongos.
Tratamiento:
Cuando nuestro cactus sufre de exceso de riego, lo principal es dejar de regarlo por un tiempo (si, suena un poco obvio).
Si es posible trasplantarlo a una maceta con un sustrato nuevo y seco.
En el caso de haberse agrietado, el daño es permanente, solo queda esperar que cicatrice y cauterice, ayudando con una pasta elaborada con agua y cenizas o aplicando canela en polvo. Aplicar fungicida.
En el caso de haber podredumbre, aplicar algún fungicida y rescatar los tallos que se puedan, para luego enraizarlo, o alguna parte que este sana para injertarla.
¡Y mayor control y responsabilidad!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario