Por hojas es el método mas efectivo y rápido. Pero no siempre es preciso, dado que algunos ejemplares son mas difíciles de propagar que otras.
Simplemente consiste en extraer cuidadosamente una hoja de la planta madre y colocarla en tierra hasta que esté lo suficientemente grande como para plantarla.
1er paso: Extraemos de un tirón la hoja de la planta madre, con cuidado de no romper ninguna de las dos.
2do paso: Dejamos la hoja en un lugar soleado (pero no al sol directo), esto ayudará a que se forme una callosidad en la base de la hoja, de la cual saldrán las raíces.
3er paso: Una vez que nos aseguremos que el callo se haya formado, colocamos la hoja en una nueva maceta, con el sustrato humedecido. Mantenerlo húmedo, pero con cuidado de no mojar la hoja, y asegurarse que reciba luz, pero no sol directo.
Luego de unas semanas comenzarán a asomar las raíces, pero ¡paciencia! Todavía no es momento de plantarla.
Cuando notemos que las raíces han crecido, al igual que los brotes y la hoja madre comienza a ponerse amarilla y arrugarse, es momento de plantarla.
La hoja se arruga y colorea de forma amarilla debido a que la pequeña suculenta ya ha adquirido todos los nutrientes necesarios de la misma para crecer, y ya no la necesita.
Si por apurados o ansioso plantamos la hoja sin esperar que haya cicatrizado, lo más probable es que termine pudriendose por la humedad.